Te veo acechándome, pero de nada te vale.
Frente a la náusea, yo escucho a Sinatra.
Afila tus garras, da igual.
Durante la quimio, tengo a Horacio Quiroga y sus cuentos
de la selva, navego bajo las aguas en el Nautilus y resuelvo asesinatos con
Poirot. Prueba a romper éso con tu mazo sediento de oscuridad y destrucción.
Y si al final ganas la última batalla y crees que has
vencido esta guerra, si acaso te regodeas en la metástasis, y te da por llamar
ya a la muerte de negro manto y afilada guadaña, borra de tu fea cara esa
sonrisa malvada, abre bien los ojos y fíjate bien: quién está conmigo, quién me
seguirá sujetando la mano hasta el final, en quién dejaré mi recuerdo.
Así que, pase lo que pase, salga de aquí como salga, yo
sigo ganando. Lanza tu mejor golpe, que me seguiré levantando, hasta que te
canses.
Porque tengo a John Wayne en La Diligencia, y tengo a los
AC/DC en una autopista al infierno, y tengo el Guernica de Picasso, y tengo a
Alfredo Landa en el Crack, y tengo a Les Luthiers y su Mastropiero, y tengo a
Jimmy Hendrix tocando con su zurda una guitarra celestial. Y a Miguel
Hernández, y a Antonio Machado, y a García Lorca. Y tengo a Cary Grant, y a
James Stewart, y la voz de pato de Humphrey Bogart. Y a Lauren Bacall, que le
silba, y a Katherine Hepburn con Spencer Tracy. Y a Laurel y a Hardy.
Y tengo a mis amigos.
Y tengo a mi familia.
Y me tengo a mi mismo, y esta rabia que no sabías.
Y tengo puzles por empezar y terminar, y piezas que
perder y cagarme en todo. Y tengo libros que escribir, y cartas que responder,
y películas que ver de nuevo en blu ray, y en lo que salga después del blu ray.
Y noches en que no dormir, y cuerpos que redescubrir, y notas que firmar, y
broncas que dar y recibir, y perdones que pedir y regalar. Y meriendas y cafés,
y cenas a la luz de la luna, y mañanas de invierno, y tardes de verano.
Clava tu puñal si quieres: en la espalda, el pecho o en
el costado. Que yo seguiré suspirando, y te seguiré enseñando este dedo anular,
¿lo ves?
Así que de frente, o de canto, o como te dé la gana,
lanza tu puño y atrévete.
Porque tengo aún mucha mala leche, y respuestas a
destiempo, y faltas de respeto, y preguntas incómodas, y meteduras de pata. Y
los huevos cuadrados.
Así que sal de tu escondrijo, y dispara con todo lo que
tengas.
Porque esta partida hace tiempo que la gané yo.