sábado, 10 de febrero de 2018

Hombre lobo

La memoria de tu cuerpo en mi cuerpo,
tu recuerdo en la punta de mis dedos.
Adivino el tacto de tu piel
con los ojos cerrados,
y el alma abierta de par en par.

Sigo teniendo cadáveres en el armario
y heridas en el pecho.
Ando repleto de secretos al caer la noche
y en cada sueño vuelvo a ser
un hombre lobo más,
en este Paris
de esta noche húmeda,
con este viento que me arrastra
por callejones lóbregos
pintados de miedos y remiendos,
cargados de llantos
que una vez se creyeron gotas de lluvia
hambrientas de mares remotos.

En esta maldición que me convierte en hombre
no hay balas de plata con las que escapar,
tan sólo el recuerdo del sabor de tus besos
el color de tus caricias
y el ruido de tu mirada.

Dulce tortura en el eco de un reflejo en el cristal.

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