sábado, 26 de mayo de 2018

Pestañeó dos veces para decir que sí...

Microrrelatos enviados a la XI Edición de Relatos en Cadena. La extensión debía ser de 100 palabras, sin contar con el título ni la frase inicial (la última frase del microrrelato ganador de la semana anterior).

En esta ocasión los relatos debían empezar con "Pestañeó dos veces para decir que sí...".




Título: Música alta

Pestañeó dos veces para decir que sí quería más hielo en el cubata. Al camarero, embelesado, ni se le ocurrió cobrarle la copa, y ella ni por un momento hizo ademán de pagar. Aquella chica tan explosiva como enigmática fue la comidilla del lugar durante meses, a pesar de que nunca más volvió por la discoteca. Incluso se habló más de ella que de la desaparición del Venancio. Él, como el resto del pueblo, ignoraba que los visitantes del planeta Ringarun y las hembras terrestres son indistinguibles excepto por la voz, tan desagradable como su hábito de devorar a su presa después del tercer cubata.




Título: Aspirando

Pestañeó dos veces para decir que sí.
El comercial de aspiradoras le explicaba las maravillas de los nuevos modelos, y alzando su catálogo, pasó la página, insistiendo en que la mujer echara un vistazo las novedades.
De nuevo, sí.
– El sospechoso está armado – dijo el agente Ramirez desde la furgoneta de cristales tintados, mientras observaba la escena con sus binoculares – Tiene dos rehenes. Disparen a matar.
Mientras el francotirador localizaba y neutralizaba el objetivo, el agente Ramirez descubrió con horror que Johnson le había enviado un mensaje al móvil, informándole que seguía en el atasco. Ya le parecía raro que hubieran cambiado de marca de aspiradoras.

martes, 15 de mayo de 2018

Bucear en el lago que había al lado de la casa...

Microrrelatos enviados a la XI Edición de Relatos en Cadena. La extensión debía ser de 100 palabras, sin contar con el título ni la frase inicial (la última frase del microrrelato ganador de la semana anterior).

En esta ocasión los relatos debían empezar con "Bucear en el lago que había al lado de la casa...".

Título: Sin Wifi


Bucear en el lago que había al lado de la casa; trepar a los árboles más altos del bosque, o arrastrarnos bajo tierra, por los túneles del topillo y del conejo; ésos eran nuestros pasatiempos favoritos. Un día, sin embargo, el viejo Ichabod enfermó y se fue. Al cabo de un tiempo, apareció su sobrino Phineas. Mandó talar el bosque, roció de veneno la huerta y enturbió las aguas del lago. Los duendes, cansados de él y del resto de los humanos, los desterramos para siempre. Aún así, en las noches sin luna, algunos creen haberle visto dentro de la casa, cazando duendes traviesos con su teléfono móvil.


Título: El tesoro


Bucear en el lago que había al lado de la casa para recuperar el tesoro que el bisabuelo había escondido allí. Aquella era la razón por la que Elías vestía aquel mono descolorido de lona y caucho, calzaba aquellos extraños zapatos con altas suelas de plomo, y sobre todo, portaba aquella escafranda a la que había unido una manguera. No nos dejó probárnoslo, pero nos dio un billete de cien, y nos encargó que diéramos vueltas a una manivela. Era divertido al principio, porque salían burbujas del agua, pero pronto nos aburrimos y fuimos a gastarnos el billete a la barraca. Ahora Elías debe estar enfadado, porque no quiere salir.


Título: El truco


Bucear en el lago que había al lado de la casa era divertido, pero sólo podíamos hacerlo en verano. Era lo que más le gustaba a Fernando, se pasaba horas allí. Cuando no estaba en el agua, estaba practicando sus trucos de magia. Yo, en cambio, prefería el lago en invierno, cuando una gruesa capa de hielo cubría la superficie y podíamos patinar sobre ella. Todo cambió cuando una mañana descubrimos a Fernando mirándonos desde el otro lado del hielo. Al final del verano pasado había desparecido, pero los peces debieron cortar las cuerdas con las que le atamos a aquel saco de piedras. Houdini estaría orgulloso.



Título: Esperando


Bucear en el lago que había al lado de la casa no entraba precisamente entre las actividades que papá y mamá veían con buenos ojos. Nuestro tío, el hermano de papá, nos había contado una noche de luna llena la historia que decía que en su fondo se encontraba un tesoro. Mamá y papá se enfadaron mucho con él y se apresuraran a negar que allí hubiera nada más que algún neumático o una mecedora vieja. No obstante, buscar aquel tesoro se convirtió en la mayor de nuestras aficiones. Papá, mamá, incluso Ana, hace tiempo que se fueron, pero yo no. Yo encontré el tesoro.

jueves, 10 de mayo de 2018

Su padre también le dejaba conducir la furgoneta...

Microrrelatos enviados a la XI Edición de Relatos en Cadena. La extensión debía ser de 100 palabras, sin contar con el título ni la frase inicial (la última frase del microrrelato ganador de la semana anterior).

En esta ocasión los relatos debían empezar con "Su padre también le dejaba conducir la furgoneta...".



Título: ¡Esa es mi niña!


Su padre también le dejaba conducir la furgoneta. Por supuesto, con el motor apagado y el freno de mano bien puesto. De pie, sobre el asiento, se aferraba al volante con toda la fuerza de sus seis añitos y jugaba a ser ella la que llevaba los pedidos por la ciudad. Antes, Arturo le había dejado enredar un rato con su caja de herramientas.
– ¿Y no quieres jugar con la Nancy o con la cocinita? – le preguntaba, mostrándole tentador la muñeca.
Manuela negaba con la cabeza, y él volvía a sentirse secretamente orgulloso.

lunes, 7 de mayo de 2018

Tardaría en encontrar la llave que necesitaba...

Microrrelatos enviados a la XI Edición de Relatos en Cadena. La extensión debía ser de 100 palabras, sin contar con el título ni la frase inicial (la última frase del microrrelato ganador de la semana anterior).

En esta ocasión los relatos debían empezar con "Tardaría en encontrar la llave que necesitaba...".



Título: ¿Dónde están las llaves?

Tardaría en encontrar la llave que necesitaba. Todos se unieron en mi contra, y consiguieron arrojarlas al mar. Confiaban que así no conseguiría volver a mi castillo. Tenían razón, pero solo en parte. Yo tenía todo el tiempo del mundo, y ellos eran efímeros como todos los humanos. Poco a poco olvidaron los tiempos oscuros y crueles que vivieron bajo mi impía mano, y sólo quedó una canción infantil. Ilusos. Llevo siglos buscando en el fondo de los océanos, entre arenas, rocas y algas. Al final la he encontrado. Mi castillo vuelve a elevarse. Veremos quién canta ahora, matarile, rile, ron.

lunes, 30 de abril de 2018

No puedo seguir adelante sin ella...

Microrrelatos enviados a la XI Edición de Relatos en Cadena. La extensión debía ser de 100 palabras, sin contar con el título ni la frase inicial (la última frase del microrrelato ganador de la semana anterior).

En esta ocasión los relatos debían empezar con "No puedo seguir adelante sin ella...".




Título: Positivo



No puedo seguir adelante sin ella. Lo escucho continuamente. Yo también lo creía, claro. Es natural. Al final uno sale andando, sin mirar atrás. Cuesta, por supuesto. Y si pierdes las dos, aún más. Si no es con muletas, será con una prótesis, o en silla de ruedas, pero hay que seguir luchando. Una pierna, dos piernas… es duro. Lo veo en el hospital, donde acudo como voluntario desde el accidente. Quiero que me vean positivo, con ilusión, capaz. A pesar de mi silla. Que no vean que a diario quisiera morirme si así pudiera traer de vuelta a mi mujer.





Título: Ella me guía


No puedo seguir adelante sin ella. Antes de que entrara en mi vida creía que lo tenía todo bajo control, que sabía dónde iba y como llegar, pero estaba perdido sin saberlo. Desde que ella se cruzó en mi camino alcanzo mis objetivos sin distraerme con falsos desvíos. Ella me daba paz, me hacía sentir seguro. Me avisaba de cada intersección y de cada cruce, incluso de la hora a la que llegaría a casa de mis padres. Ahora que en la última actualización han sustituido su voz por la de un señor, ya no es lo mismo. Conducir ya no es igual sin ella.




Título: Cambiarla por otra más joven

No puedo seguir adelante sin ella, pero me dicen que es lo mejor, que ya está mayor, que mejor la cambie por una más joven. Les pregunto qué será de ella entonces y me dicen que me la puedo quedar si así lo deseo, pero que tenga en cuenta que pronto estará vieja y enferma y que será necesario evaluar si lo mejor será dormirla para siempre. Sólo pensar en ello me rompe el corazón, y sé que no podré evitar las lágrimas. Porque ella ha sido estos diez años mis ojos. Mi Perla, mi amiga, mi perrita guía.

viernes, 27 de abril de 2018

No podremos salir del castillo hasta el próximo Halloween...

Microrrelatos enviados a la XI Edición de Relatos en Cadena. La extensión debía ser de 100 palabras, sin contar con el título ni la frase inicial (la última frase del microrrelato ganador de la semana anterior).

En esta ocasión los relatos debían empezar con "No podremos salir del castillo hasta el próximo Halloween...".


Título: Apocalipsis


No podremos salir del castillo hasta el próximo Halloween, a no ser que Satán inicie el Apocalipsis antes, claro. Pero me apostaría mis escamas a que este año tampoco toca. Igual es porque al fin ha instalado tele por cable y calefacción y aire acondicionado… Yo creo que por fin se ha dado cuenta de que, puestos a elegir, preferimos los caramelos.



Título: Hinchable

No podremos salir del castillo hasta el próximo Halloween. Éso me dijo Patricia. Era una pena que el castillo fuera hinchable y nuestros padres sólo hubieran pagado media hora de juego. Desde entonces, ése es mi deseo cumpleaños tras cumpleaños, y llevo veinte ya. A ver si éste.


Título: Con mi cuñado

No podremos salir del castillo hasta el próximo Halloween. Mi cuñado hizo la gracia de encerrarnos en las mazmorras, y no tenemos llaves. Ya verás cuando vengan los de mantenimiento el año que viene. Igual hasta se piensan que somos cadáveres de atrezo. Eso sí, hay que reconocerle que el selfie ha quedado de muerte.

domingo, 22 de abril de 2018

¿Qué será lo que le ponía su madre?...

Microrrelatos enviados a la XI Edición de Relatos en Cadena. La extensión debía ser de 100 palabras, sin contar con el título ni la frase inicial (la última frase del microrrelato ganador de la semana anterior).

En esta ocasión los relatos debían empezar con "¿Qué será lo que le ponía su madre?...".


Título: El remedio

¿Qué será lo que le ponía su madre? Cada vez que leo su expediente, me llama la atención. “Quiero lo que me ponía mamá”, repite siempre, pero no sé a qué se refiere. Es lo único que dice, y llevamos ya diez años de tratamiento. Los mismos que lleva en la cárcel. Cuesta creer que este hombretón babeante frente a mí fue, en algún momento, un asesino.

– ¿Qué tal la nueva medicación? – le pregunto cuando los celadores abandonan la consulta.
– Ésta sí es la que me ponía mamá – dice, mientras sus manos atenazan mi cuello. Aterrado, descubro que, como su madre, también yo lo he curado.


Título: Familia

¿Qué será lo que le ponía su madre? Es la hora de llevarlo al colegio y no tengo ni idea de qué le metía en su tartera. Porque aquí hay una tartera. Con la ropa no hay problema, claro, pero con la comida… A ella no le puedo preguntar, porque la enterré en el jardín. Y al padre… Bueno, creo que llevará un tiempo antes de que le quite la mordaza y acepte la nueva situación. Menos mal que mi nuevo hijo se ha acostumbrado rápido. Qué difícil es formar una familia hoy en día.



Título: Con un lacito

¿Qué será lo que le ponía su madre? Creo que era un lazo, pero no estoy segura… Igual con el lacito no se da cuenta. ¡Es que son tan iguales todos! Pero era el único que quedaba en el parque de bolas, así que no debo ser la única que se confunde. Me parece que no tengo mucho futuro como niñera. Tendré que probar con otra cosa.